Te conocí justo en el momento en que ya estaba completa, y no por eso dejas de ser importante.
Entiéndeme, no preciso de ti para ser yo, yo puedo vivir sin ti, no eres mi media naranja ni mi otra mitad, yo ya existía antes de ti, ya había llorado mil amores y de cicatrices tenía lleno el corazón. No preciso que me levantes el autoestima, no es necesario tenerte a mi lado para poder sonreír y ser feliz… ¿pero sabes por qué? Porque primero tuve que aprender a amarme para no necesitar nada de eso…
Primero tuve que sufrir, caer y volver a levantarme para salir adelante. Tuve que llorar noches enteras, tuve que curar a diario a mi corazón herido y vacío. Tuve que dejar de esperar que alguien viniera a repararme, porque a nadie le importaría más que a mí misma verme bien, verme triunfar.
De a poco me fui valorando, fui aprendiendo a respetarme, me di cuenta de que no necesitaba de otra persona para sentirme feliz o completa, de que yo realmente podía lograr lo que me propusiera, me fui queriendo.
Ocupé mi mente en otras cosas; leí, creé, corrí, trabajé, estudié; salí de fiesta, tomé, lloré y volví a reír en una sola noche. Me encontré a mi misma tantas veces desconsolada que no me quedó otra opción que abrazar mi alma como nadie lo había hecho jamás, y lo logré, me costó dolor pero del dolor aprendí, del sacrificio obtuve grandes recompensas.
Descubrí grandes valores que amé con todas mis fuerzas y me aferré a ellos como mi caballito de guerra, el amor propio, la humildad, la modestia y la empatía levantaron mi frente, me sentí completa, plena y feliz… Y fue en ese momento en el que te conocí, el momento justo en el que podía recibir a alguien en mi corazón, el momento en que mi vida estaba en equilibrio y en paz.
Y no por esto dejas de ser importante, porque ahora soy más feliz aún, todo se multiplica, porque te amo y me amo, y no hay armonía más hermosa que esa. Después de que logras aceptarte a ti misma llega lo que te mereces, no antes, antes llegan aventuras pasajeras que no son dignas de ti ni tú dignas de ellas. Antes aprendes, experimentas y tomas nota. Mientras tanto, creces…y te preparas para ser feliz.
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