Por mucho tiempo se nos ha hecho correcto buscar el amor en los demás. Buscamos la aprobación de todos, que nos acepten y tomen en cuenta. Y sí, se siente bien saber que pertenecemos a un grupo y que nos aprecian, pero… ¿qué tan importante es realmente?
Tendrá la importancia que tú creas que se merece. ¿Por qué digo esto? Sencillo: sólo tú puedes decidir si lo que estás buscando realmente está allá afuera y/o en los demás.
Nadie puede darte lo que tú mismo no te das ¡Así de simple! No importa lo que hagas, con quien salgas, con quien vivas, con quien te cases, etc. Si tú mismo no te amas, jamás podrás sentir esa felicidad infinita y verdadera que sólo el amor real e incondicional a ti mismo puede hacerte sentir.
Nadie puede darte lo que tú mismo no te das ¡Así de simple! No importa lo que hagas, con quien salgas, con quien vivas, con quien te cases, etc. Si tú mismo no te amas, jamás podrás sentir esa felicidad infinita y verdadera que sólo el amor real e incondicional a ti mismo puede hacerte sentir.
El amor a ti mismo es el amor más verdadero que podrás llegar a sentir, porque es el amor que hay en ti y siempre estará en ti. Y lo manifiestas al sentirlo, al darlo a las personas que tú decidas. Como a tus familiares, hijos, hermanos, padres, pareja, amistades, etc.
Es el respeto a ti mismo, el creer en ti, en poder amarte, sentir esas ganas de dar el todo e ir por todo. Puedes empezar con cosas pequeñas para demostrarte amor propio.
[i]Ahora que has decidido amarte a ti mismo, nada ni nadie podrá detenerte. Porque estás listo para ser tú mismo y dar lo mejor de ti. Gracias por tu amor, porque se lo das al Universo al momento en que te aceptas y te amas. Vibras tú, vibramos todos.
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